La arena de esta piel quebrada en su abrazo
con el vacío
que aborrece de empacho el silencio sordo.
Estos vientos errantes,
campos yermos sin más que
pasado.
Un eco de mi voz
varada en otro entonces. Y el frío a destiempo
que hiela corazones.
Otro haz de luz en el relejo de otro día que iluminó
la única mariposa que quedaba
y se fue a algún sitio
que no es aquí.
De cuando sale el sol y la gente lo ignora
porque hay tiempo para ser todavía
en la vida que (sobre)llevamos.
Tan lento y perfecto que parece una mentira;
tan suave como la arena delgada
que frena posibles.
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