Como si flotar en esta casualidad del verbo
fuera un mérito;
en esta suerte, en este pequeñito milagro que es
ser.
Quién escribe las páginas de mi tiempo,
del mar dormido, del bosque de noche.
Quién contempló el inicio de la historia
y a quién le gustaría presenciar el final.
En esta inmensidad de cosas no cosas,
quién está orgulloso de ser negación
y no virtud.
En estos amaneceres fugaces,
en esta paz decadente y naranja. De olivos pelados
y campos de abono.
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