De este gentío atropellado nacen las sienes
de otra bestia por hacer. Un orgullo gigante e imperfecto
creado a imagen de la ira.
La furia
que abruma, infiere.
La paz de los cielos. El ruido de los otros:
los televisores claman. Ya no habrá mañana.
La frontera.
Venciendo a la orfandad de la historia
negra como un cuervo
que arrulla al oído del que parte.
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