A verse en los espejos que se
miran;
adustos, los rostros de mis semejantes
con los que no comparto
nada.
La vida del desastre cotidiano
en el oasis que atrae
aquello que huye.
Lejos de ese espacio de ruido
y tantos,
en este, mi rincón del mundo,
adornado con pájaros y flores; tierra
que pisar.
Para qué huir
si encuentras lo mismo.
Lo mismo.
Deja una respuesta