El tiempo nos olvida
y vencemos las ilustres puertas
de su ciega memoria
a tientas
entre la tiniebla y lo desconocido.
Allá el tiempo que nos olvide
cuando quiera
mientras surque en su ola
el espejismo de una sonrisa:
ganamos.
La otra orilla del Lete.
El olvidado gana al tiempo.
Que se coma el tiempo los bosques
y el pedacito de tierra que habito.
Cuando ganar es contemplar
el antojo del sol naciente.
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