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¿Merece la pena comprar una cámara instantánea?

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Las cámaras instantáneas tuvieron su gran apogeo en las décadas de los 80 y 90. Sin embargo, con la irrupción de la fotografía digital fueron perdiendo terreno hasta desaparecer del mercado en los primeros compases del presente siglo. Las redes sociales y una democratización del uso de los aparatos fotográficos parecían haber condenado un invento que revolucionó la industria.

Nada más lejos de la realidad, marcas como Polaroid o Fujifilm han sabido reinventarse para sacar al mercado nuevos modelos de cámaras basados en los clásicos que todos teníamos retenidos en la memoria. Desde hace unos años, el mercado de las cámaras instantáneas no ha hecho más que expandirse y hoy en día es difícil dar con alguien que no tenga una o la haya probado.

Ahora bien, si estás pensando en adquirir uno de estos modelos puede que te preguntes si realmente merece la pena adquirir una cámara de este tipo. Y lo cierto es que con el avance de la fotografía móvil, el abaratamiento de la impresión por demanda y el lanzamiento de mini impresoras portátiles, la duda siempre existe. En este artículo intentaré resolver todas las dudas que a mí como comprador me surgieron cuando pensé en adquirir una cámara instantánea.

Precio

Casi lo primero que se mira de un producto de este tipo es su precio. Y lo cierto es que sorprende porque se trata de cámaras realmente baratas. Por menos de 100€ hay modelos nuevos y con una buena tecnología capaz de hacer fotografías más que decentes.

El problema llega con las películas fotográficas. Es ahí donde las marcas tienen su particular negocio porque sin películas, no hay fotos. Los paquetes de películas fotográficas para cámaras Fujifilm Instax y Polaroid suelen costar al equivalente de algo menos de un euro por fotografía. Es decir, para los que estamos acostumbrados a la fotografía digital, es muy caro.

Pero existen soluciones que tratan de paliar este problema. Yo compro las películas en Amazon. Productos como este salen especialmente baratos contrastados con los que se ofertan en tiendas físicas de tecnología. Por lo tanto, siempre recomiendo comprar paquetes de películas en estas ofertas ya que puedes conseguir un mayor número de películas por un precio menor.

Funcionamiento

La mayoría de cámaras instantáneas son analógicas, es decir, que no tienen sensor fotográfico. El sensor es la película que se inserta en los cartuchos desechables. La tecnología suele ser algo rudimentaria y los ajustes manuales resultan mínimos. Normalmente se reducen a una opción para iluminar más o menos la toma y para activar el flash.

Quizá esto quizá es su mayor ventaja. Además que que cualquier persona sería capaz de apretar el disparador de una de estas cámaras, el hecho de que sea analógica hace que las fotos conserven ese efecto retro o vintage que tanto se busca en redes sociales. Por ello cuando me preguntan qué tipo de cámara instantánea elegir, siempre recomiendo las clásicas analógicas.

Sin embargo, hay que tener varias cosas en cuenta antes de sacar una foto con estas cámaras. El primero y más obvio es que una fotografía equivale a una película. Esto quiere decir que no hay segundas oportunidades sin perder, al menos, una película fotográfica. Una vez que pulsas el disparador ya no hay vuelta atrás. Además, la mayoría de estas cámaras no tienen ningún tipo de memoria por lo que lo único que se obtendrá de la toma es la película fotográfica ya con la imagen en cuestión.

Otro aspecto elemental es que una vez introducidas las películas fotográficas en la cámara no debe abrirse de nuevo la tapa bajo ningún concepto porque si las películas reciben luz, adiós muy buenas. Los cartuchos que se introducen en las cámaras tienen una película protectora que se quita haciendo un primer disparo de prueba. Esta es de un material plástico negro y duro.

Cuidado con el flash. En muchas cámaras instantáneas, el flash salta automáticamente. Esto es un verdadero problema pues si el flash se ve reflejado en alguna superficie como un espejo, se verá una mancha negra en la fotografía porque se quema la imagen. De igual modo que si se fotografía directamente al sol.

Un aspecto a solucionar es el tema de la exposición. En el caso del modelo que yo tengo, Fujifilm Instax Wide 300, sólo se tiene los botones anteriormente comentados. Si no se utilizan correctamente es muy habitual que las imágenes salgan subexpuestas, es decir, con deficiencias en la iluminación.

Ejemplo de imagen subexpuesta

La mayoría de cámaras instantáneas funcionan con pilas. Esto es un aspecto, según mi experiencia, positivo. Cuando viajo siempre suelo llevar pilas de repuesto en las mochilas y así nunca me quedo tirado. No obstante, es cierto que las pilas contaminan y que no estaría mal contar con baterías tradicionales y comprar más de una tal y como hago con el resto de mi equipo fotográfico.

Modelos

Hay multitud de modelos en el mercado porque las marcas no retiran los modelos anteriores después de sacar los nuevos. Esto no está mal porque permite al cliente adquirir productos rebajados, pero es cierto que genera mucha confusión.

Según mi experiencia, lo más importante a tener en cuenta es el tamaño porque aquí sí importa. El tamaño de la cámara es importante y el de las películas aún más. Hay que pensar que una cámara es un equipo que se lleva encima en determinadas situaciones y que, de normal, se pasa bastante tiempo con él en la mano o en la mochila.

Diferencia de tamaño de películas fotográficas

Yo opté por un tamaño de película mayor que el convencional de las Fujifil Instax y finalmente me decanté por la Fujifilm Instax Wide 300. Como su propio nombre indica, las películas son más anchas que las habituales. A mí se me hacían algo pequeñas y no me encontraba del todo cómodo con el tamaño de las películas.

Por ello sacrifiqué ergonomía y espacio en la mochila porque la Instax Wide 300 es un armatoste del tamaño de una pequeña tostadora y no es broma. La cámara es gigante y llama bastante la atención, pero por ello ofrece unas películas en las que puede relucir el encuadre bastante mejor. Las otras cámaras Fujifilm Instax tienen un tamaño de película mucho más reducido y alargado, pero son más manejables. Quizá el equilibrio se encuentre en el modelo Square, que ofrece películas casi cuadradas con un tamaño de cámara adecuado. Todo es ver y probar.

La pregunta del titular queda resuelta dependiendo de cada uno. Para mí sí merece la pena y trato de llevar mi cámara instantánea siempre que hago una ruta, escapada o viaje porque puedo inmortalizar momentos con un toque irrepetible literalmente. No hay dos fotografías iguales. Cada imagen se reproduce en una película única, el recuerdo físico que se puede tener de ese momento.

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